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Para estudiar hay que motivarse… estar motivado



Estudiar no es divertido... me aburre...
No me puedo concentrar.
Ya que no es divertido...
¿Podemos hacerlo interesante?
Las razones que pueden motivar a un joven universitario no son las mismas que pueden motivar a un niño de primaria o a un chico o chica, como ustedes, de secundaria o bachillerato. Además, a cada persona le motiva algo diferente o algo en un grado distinto que a los demás.
El entusiasmo mueve montañas...

He querido escribirles sobre la necesidad de estar motivados, pues dentro de nada comenzarán las distintas Pruebas Escritas en todos los niveles educativos y es muy importante dedicarle un poco de tiempo a la asignatura.

Aunque desde muy pequeños nos enseñan que hay que sacar buenas notas, estudiar no es una tarea fácil. Son muchos los elementos que parecen estar en nuestra contra, como lo mal que nos cae un profesor o profesora, lo largo de los temarios, el poco tiempo del que solemos disponer, lo complicado de determinadas asignaturas, el ruido que hay en nuestra casa…
Sin embargo, todas estas dificultades se pueden superar si tenemos motivación. Motivación es una palabra muy interesante. Viene del verbo latino movere, que quiere decir ponerse en marcha. Y es que eso es lo que necesitamos para vencer cualquier tipo de dificultad.
A veces nos asaltan anuncios publicitarios con frases como ésta: “Aprenda inglés sin esfuerzo” o “No estudie más. Aprenderá a hablar inglés sin estudio” o comentarios por el estilo. En el fondo de estos anuncios está la idea de que no hace falta esforzarse, ni luchar, ni estudiar, ni trabajar para conseguir los objetivos de una lengua o de una ciencia. Es interesante la técnica publicitaria de estos anuncios, pero pedagógicamente el contenido de esos mensajes es erróneo y falso, creando unas expectativas engañosas en el ingenuo receptor de esos mensajes.
En la misma línea también nos encontramos con las propuestas de aprender jugando. El estudio y el juego son conceptos distintos que no se deben confundir. El estudio exige esfuerzo y proporciona también satisfacciones y alegrías y el juego busca prioritariamente la diversión. Hay un tiempo para estudiar y un tiempo para jugar y divertirse.

Si nos dejamos vencer por los impedimentos nos paramos, no hacemos nada, dejamos pasar las oportunidades y veremos cómo los demás nos superan mientras nos quedamos atrás. Sin embargo, si nos ponemos en marcha, poco a poco veremos cómo superaremos cualquier tipo de obstáculo. Vamos a ver entonces qué necesitamos para ponernos en marcha, para motivarnos.
En los cursos de técnicas de estudio se afirma que para obtener buenos rendimientos académicos hacen falta cuatro cosas: poder, querer, saber y dedicar tiempo.

a) Poder estudiar es tener las facultades intelectuales necesarias, como inteligencia, memoria y atención.

b) Saber estudiar es dominar las técnicas básicas del estudio: lectura comprensiva, subrayado, esquema, cuadro sinóptico y repaso.

c) Querer estudiar es estar motivado personalmente para aprender nuevos conocimientos y estar dispuesto a superar las dificultades que posiblemente se encontrarán en el estudio. Las motivaciones han de ser personales, es decir, las tienes que tener tú. Las presiones externas, ya sean de los padres y madres, del profesorado o de la sociedad suelen ser poco efectivas para mejorar el rendimiento.

d) El último requisito es dedicar el tiempo necesario para hacer los deberes, estudiar las lecciones, hacer los problemas y demás ejercicios. El tiempo dedicado al estudio será mayor conforme se avanza en los cursos de bachillerato y Universidad.

De estos cuatro factores, el más importante es querer estudiar, es decir, tener motivaciones positivas y estar decidido a poner el esfuerzo y el empeño necesario para conseguir los objetivos.

¿Cómo puedo entusiasmarme con mis estudios?

1. Los estudios son interesantes. Admitamos que no son tan divertidos como la tele, jugar a la play, una charla con los amigos y amigas, un baño en Las Canteras... Pero me esfuerzo en verlos interesantes y hacerlos interesantes yo mismo con mi imaginación y mi esfuerzo. Soy consciente de que este esfuerzo me ayuda…

2. Estudiar y aprovechar bien el tiempo me deja más tiempo libre para divertirme y pasártelo bien…

3. Mis profesoras, mis profesores y mis padres me van a estimar, premiar y valorar mucho más...

4. Me he dado cuenta que cuando conozco bien un tema, me gusta.

5. Cuando hago las cosas bien, me siento más seguro.

6. Disfruto más en mi tiempo libre, con mis amigos, la tele, Internet si previamente he hecho mi trabajo bien.

7. Cada vez que alcanzo un pequeño triunfo me animo y me hace sentir más seguro y con ganas de ir más lejos...

El estudio no es camino fácil. Habitualmente se encuentran dificultades tales como: palabras que no se entienden y hay que buscar en el diccionario, volver a leer un párrafo para comprender bien el sentido, descubrir las ideas principales, subrayar y hacer el esquema de la lección, memorizar los conceptos fundamentales, dedicar el tiempo necesario al estudio cuando apetecería más salir a jugar o ver la tele, etc.
Para superar estas dificultades hace falta esfuerzo y dedicación. Un buen estudiante tendría en cuenta estos aspectos:
1. No dejar el trabajo para mañana.
2. Aprender a decir que no a otras posibilidades y ofrecimientos que no facilitan la formación.
3. Desarrollar la propia voluntad para hacer con energía en cada momento lo que hay que hacer.
4. Luchar con empeño para no quedarse en lo fácil, sino profundizar en todos los asuntos.
5. Saber que el trabajo profesional del estudiante es estudiar mucho y bien.
6. No desanimarse cuando no se alcanza un objetivo que parecía fácil y sencillo.
7. Poner el esfuerzo necesario como aquel deportista, que corriendo en el estadio, consigue llegar el primero a la meta.
8. Comprender la necesidad del descanso, que muchas veces consistirá en cambiar de ocupación. Pero descanso no es sinónimo de ocio en el sentido de no hacer nada.

La falta de esfuerzo puede desembocar en un fracaso escolar en tu vida de estudiante, pero puede ser más grave si termina en una vida fracasada profesionalmente.

Pensamientos que debes tener para estudiar al 100%

1. Ten clara su meta A nadie le gusta esforzarse si no hay alguna meta que alcanzar. ¿Tú correrías dos kilómetros todos los días sin ninguna explicación? Seguro que no. Lo harías para estar en forma, ganar a tus amigos, impresionar a una chica o chico, lograr un premio o clasificación… De la misma manera, cuando te pongas a estudiar debes tener clara cuál va a ser tu meta. ¿Aprobar el próximo examen?¿Lograr el título? ¿Convencer a tus padres de que lo puedes lograr?... No escojas algo abstracto como ser mejor persona o cultivar mi espíritu porque las metas abstractas son como humo en el aire, se disipan rápidamente y no dejan ningún rastro. Tampoco elijas objetivos a muy largo plazo o simplemente irrealizables como ser presidente del gobierno o llegar a ser el más listo del mundo. Estos no te ayudarán para nada, porque la consecución de los primeros puede hacerse eterna y los segundos ofrecen metas ficticias que terminarán con tu motivación. Escoge metas alcanzables a corto plazo por las que puedas luchar con todas tus fuerzas.

2. Recuerda siempre esa meta y vence a tu mente. Cuando vengan las dificultades en muy fácil perder la motivación, el movimiento hacia delante necesario. El cuerpo humano no está hecho para sufrir, ni para estar sentado más de una hora en una silla. Por ello, tu mente comenzará a lanzarte mensajes de Tú no puedes hacerlo, levántate y sal a la calle, lo que quieres no es tan importante, no merece la pena… Aparecerán miles de excusas para no seguir. Es entonces cuando debes recordar esa meta, recordar por qué estás ahí y qué quieres alcanzar. Lucha contra tu mente y que gane tu corazón.


¡¡Venga p’alante!!

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